Francia es lavanda, pan crujiente, plazas soleadas. Pero sobre todo, es vino y queso. Ningún país ha convertido estos dos placeres en un arte tan refinado.
Vino: Cada región, una joya Borgoña, Burdeos, Champagne… Francia ofrece una diversidad vinícola inigualable. Tintos, blancos, rosados, espumosos: cada botella es una expresión del territorio y la tradición.
Principales regiones vinícolas francesas:
- Burdeos (Bordeaux) – tintos potentes, mezcla de Merlot y Cabernet
- Borgoña (Bourgogne) – Pinot Noir elegante y Chardonnay mineral
- Champagne – cuna del vino espumoso más famoso del mundo
- Valle del Loira – blancos frescos como Sancerre y Vouvray
- Alsacia – blancos aromáticos: Riesling y Gewürztraminer
- Valle del Ródano – tintos con carácter como Châteauneuf-du-Pape
- Provenza – la tierra del rosado seco y refrescante
Queso: Orgullo nacional Brie, Roquefort, Comté, Reblochon… Con más de 400 variedades, el queso francés es símbolo de identidad. Muchos elaborados con leche cruda, protegidos por denominaciones y con historias propias.
El maridaje perfecto Un tinto robusto con un Brie maduro. Un blanco fresco con queso de cabra. Francia nos enseña que la felicidad puede servirse en una tabla.